jueves, 21 de julio de 2016

Summertime

Lo mejor del verano, sin duda, son las múltiples oportunidades que tenemos para poner a trabajar el coco e idear maneras de combatir el calor. La resignación, la pereza y la desgana que nos trae el mercurio burbujeante de los termómetros nos dejan el cerebro tostadete, pero siempre es bueno dejar a un lado el nihilismo interior veraniego y echarle imaginación.

Si estáis esperando como agua de mayo esos ricos chapuzones en el mar pero aún os falta, como a mí, un poquito para que lleguen (a mí 65 días exactamente, me gusta despedir el verano como se merece), dejad de lloriquear e idead vuestra propia técnica climatizadora.


¿Y a que viene esta introducción tan idiota? Pues sí, es difícil refrigerar la mente si aún no separan unos cuantos kilómetros y días de la playa. Era simplemente una excusa para hablar un poco de lo que a mí me gusta hacer en verano para bajarle la temperatura a mi perturbado cerebro. 


Para mí, damas y caballeros, el verano es la temporada ideal para ingerir terror a cucharadas rebosantes. Desatar el frikismo en invierno es demasiado fácil porque hace frío, hay más tiempo para estar en casa porque la cerveza y el pernoctar apetecen menos, y los ratos bajo la manta dan para mucho. Las temporadas de series entran solas, las pelis en el sofá saben a gloria y la posición horizontal es la más practicada. Es verdad, el invierno mola y, después de sufrir varios meses de calor achicharrante, los deportes de interior le dan a una la vida. A mi me gusta, sin embargo, disfrutar de la cultura de lo espeluznante durante el verano porque creo que tiene mucho encanto ver pelis slasher prácticamente en bragas y leer a Lovecraft mientras la sábana bajera de tu cama se te pega al cuerpo como si fueran los tentáculos de Cthulhu. Llamadme rebelde si queréis. 

Esta segunda introducción me vale para presentar mi entrada, por fin. Que sí, que ingerir terror mola en verano, en primavera, en invierno y en otoño. Mola mazo. Pero en verano te ayuda, por lo menos, a distraer tu perversa mente de los 45º que tienes pegados al pellejo.  


Quiero homenajear en esta entrada, ahora sí, a algunos representantes de la cultura del horror, de lo macabro, de aquello que sobrecoge nuestros corazones. Representantes de todo tipo, pero todos ellos tienen en común el amor por el encanto de lo espeluznante, de lo más terrible que vive dentro de todos y cada uno de nosotros. No hay más que echar un vistazo a nuestro alrededor, al estado desolador en el que tenemos el mundo, para saber que en el alma humana habita la más espantosa de las bestias, el Mal Supremo. 
Y mientras hacemos tiempo hasta que el ser humano se extinga, que lo hará, vamos a entretenernos con un poco de terror del bueno, para así evitar propagar el nuestro por el mundo durante un ratejo. 



LAS PELÍCULAS DE MONSTRUOS DE LA UNIVERSAL
Como no podía ser de otra manera, los primeros de mi lista son ellos. Los Universal Studios deleitaron al mundo durante las décadas de los treinta y los cuarenta con una serie de películas de terror de una calidad sobresaliente y de las que ya podrían aprender los mojones de hoy en día. Vivimos en la era del remake, y por algo es. Cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, y en lo que respecta al cine de terror, las películas de los estudios Universal tomaron un papel importante, ayudando a pavimentar el sendero sobre el que echaría a rodar la cultura cinematográfica del terror. 
Drácula, Frankenstein, El Hombre Lobo, Jeckyll & Hyde, La criatura de la Laguna Negra, La Momia, El jorobado de Notre Dame, El fantasma de la Ópera, El hombre invisible... cientos de criaturas inolvidables, seres malditos, algunos de ellos protagonistas de clásicos de la literatura, los seres de la Universal conquistaron y siguen conquistando al gran público por su imperecedero encanto, por ser personajes de extraordinaria complejidad y profundidad y por representar las raíces de la cultura del horror. Actores como Bela Lugosi (el eterno y el más aristocrático de todos los Dráculas), Boris Karloff (magnífico como monstruo de Frakenstein y La Momia, entre otros) y Lon Chaney (el hombre de las mil caras) pusieron rostro y personalidad a algunos de los monstruos más míticos de la historia del cine. Millones de gracias a todos ellos.




EDITORIAL VALDEMAR
La gente que me conoce sabe que mi sueño no cumplido (todavía, quién sabe...) es trabajar en una editorial. Verle y tocarle las tripas al libro antes de que el público lo vea en la estantería, resplandeciente, con un bello acabado y un interior maravilloso, es mi oficio soñado. Aún no ha llegado ese día y me tengo que conformar que tener mi pequeña y preciada colección y admirar desde la distancia el trabajo de profesionales como Rafael Díaz Santander y Juan Luis González, fundadores de mi amada Editorial Valdemar.
Bautizada así en honor al relato "La verdad sobre el caso del señor Valdemar", de Edgar Allan Poe, Valdemar nació en 1989, y desde ese año ha estado editando de manera magistral obras clásicas, narrativa gótica, de terror, fantástica, ciencia ficción y ensayo, entre otros. 
Podéis deleitaros con su catálogo pinchando aquí. Os recomiendo su colección Gótica. Brutal.


 

LA FAMILIA MONSTER (THE MUNSTERS) / LA FAMILIA ADDAMS (THE ADDAMS FAMILY)
Los Monster y los Addams fueron las dos familias más importantes de la televisión en los sesenta. Ambas emitidas desde 1964 hasta 1966, fueron un ejemplo de cómo el horror y el humor pueden fundirse hasta el punto de no saber dónde empieza uno y termina el otro, con un brillante trasfondo cultural y unos guiones geniales. Personajes entrañables y divertidos viviendo las situaciones más extravagantes posibles en escenarios de pesadilla, lóbregos y llenitos de telarañas, pero con un encanto sin fecha de caducidad. 
Dos series inolvidables para disfrutar en verano, con un rico granizado o un café con hielo en la mano. Si eres como yo, más de sombra que de sol, disfruta de tus tardes de persianas bajadas viendo a las familias más desternillantes de la televisión en blanco y negro. Y poco a poco, los días de playita llegarán. 




STEPHEN KING
Sin duda alguna, Stephen King es el rey contemporáneo del género de terror. Su primer libro, Carrie, fue editado en 1974 y a partir de ahí pasó a convertirse en uno de los escritores más prolíficos, con docenas de novelas publicadas. Aunténticos tochacos además. 
Para mí, Stephen King es un gran escritor. A pesar de ser un escritor de best sellers, precisamente por eso me parece que está un pelín infravalorado, y que será uno de esos autores que el gran público adorará una vez no esté entre nosotros. Escribir un libro de 1.500 páginas como It y conseguir entretener al lector durante todas ellas no es algo fácil. No es mi novela favorita, pero con ella me convenció del todo como autor, es una fuckin' obra maestra, retorcida y perversa.
Stephen King es mi autor favorito para leer en verano. Ya dije que el verano 2016 iba a ser casi exclusivamente King, y de momento llevo La larga marcha y Dolores Claiborne. King es ligero, es entretenido, es terrorífico y sus historias son perturbadoras a más no poder. Entre ese saco de títulos que tiene publicados hay truñetes y cosas aburridillas, pero se le perdona. Cementerio de animales sigue siendo mi favorita. La película no es gran cosa, pero sale Fred Gwynne (Herman en La familia Monster) y tiene banda sonora de los Ramones, así que minipunto y punto para ella.

El vídeo ramoniano va con dedicatoria :)

VINCENT PRICE

Descubrí a este caballero de la misma manera que hicimos todos, con Eduardo Manostijeras. Price daba vida al inventor, a un Dr. Frankenstein del año 1993, a la persona que daba vida a Edward. Fue su último papel antes de morir. Pero si por algo se conoce a Vincent Price es por su papel en numerosas películas de terror en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta. Su altura, su voz y su presencia imponente le hacían perfecto para el papel de villano. En una época en la que los medios eran mucho más escasos que ahora, las películas eran un auténtico derroche de ingenio. Sugerir en lugar de mostrar. Una sombra en un pasillo dice más que un miembro amputado. 
El cine clásico de terror derrochaba lucidez y sutileza, convirtiendo buenas ideas en imperecederas obras de arte. 
No tengo mucho más que decir de él en este blog, he hablado mucho ya de él y solo me queda expresar mi más humilde admiración hacia su carrera una vez más. ¿Mi película favorita suya? Me quedo con dos. Bueno, tres. Bueno, todas.



MICHAEL MYERS
Las sagas de películas slasher son como muy para el verano en general. El verano pasado hice una maratón de las siete pelis de la saga Halloween porque me faltaban algunas por ver y, desde entonces, Michael Myers se ha convertido en mi villano favorito de terror contemporáneo. Hizo su primera aparición en Halloween (1978), dirigida por John Carpenter (este hombre se merecería una entrada sólo para él) y a partir de ahí, la saga continuó con él (salvo en una de las pelis, la tercera, en la que se fueron por las ramas y no sale), cuchillo en mano, repartiendo maldad a diestro y siniestro. 
Porque Michael Myers representa eso, al fin y al cabo, la maldad del ser humano. La maldad que no puede morir, que siempre está ahí y con la que nadie puede acabar. Michael nunca corre, no le hace falta. Con caminar detrás de ti le basta y le sobra para que te cagues encima o te tropieces de manera bochornosa en tu inútil intento de huir de él. Por eso Michael es inmortal y por eso la saga continuará hasta que la Tierra se desintegre. 
¿Que por qué más motivos me gusta Halloween? Pues porque tiene la banda sonora más dabuten desde El exorcista. Y quien niegue eso se las tendrá que ver conmigo.
Michael, marry me! 










Mi lista veraniega del terror termina aquí. Podría incluir mucho, mucho más, pero nunca terminaría. Mis más sinceras disculpas a Poe, a Bradbury (el escritor más terrorífico de ciencia ficción), a Roger Corman, a Zdzislaw Beksinski (el perturbado pintor de infiernos), a Caspar David Friedrich o a los miembros de Mayhem, por nombrar algunos. Sin embargo, es verano, y había que hacer una selección ligerita para consumir bajo la sombrilla o en el sofá, con un polo de limón. 

Tened cuidado ahí fuera, porque el mundo se está poniendo cada vez más peligroso. Si hace mucho calor, disfrutad del infierno de puertas para dentro, hay miles de opciones.